En sus casi 65 años de existencia, y sus miles de toros que se han corrido durante más de medio siglo en la Plaza México, se han indultado 26 astados, incluyendo el del domingo lidiado por el francés Sebastián Castella
Por Antonio Santos
De múltiples nombres, de muy diversas ganaderías y lidiados por 22 toreros diferentes, 26 han sido los astados a los que se les perdona la vida en la Plaza México.
El torero Sebastián Castella se convirtió el domingo pasado en el primer espada francés que indulta un toro en ese coso. El burel se llama “Guadalupano” y pasará a la historia no sólo por ser el número 26 al que se le perdona la vida, sino porque es el segundo toro indultado bautizado con ese nombre y el primero para la ganadería Teófilo Gómez.
El torero francés, corto de palabras y expresividad para hablar, declaró ayer que se sentía muy emocionado y “emborrachado de torear”, después de su actuación en la Plaza México.
“Estoy muy feliz, muy contento y lleno de alegría. La del domingo es una de las mejores faenas de mi vida, es una de las más grandes que he realizado en mi carrera, espero que pase a la historia.
“Fue un gran toro y afortunadamente le dejé la vida y él me dejó a pasar a la historia. Fueron muchos muletazos, ha sido una faena de mucha calidad y el toro me ha ayudado, me acoplé muy bien… es como cuando hay amor con una mujer, pareciera raro lo que digo, pero eso es lo que me ha pasado a mi con ese toro, me emborraché de torear”, dijo en entrevista al periodista Juan Antonio de Labra, del portal altoromexico.
Cuando se habla de indultos, como el conseguido por el galo este domingo, muchos recuerdos se agolpan en la memoria de los aficionados que, con tantita suerte, pudieron haber presenciado uno de esos 26 que han recibido el perdón de morir en la Plaza México.
Sin embargo, hay datos curiosos que valen la pena recordar, pues no todos los astados han regresados vivos a sus ganaderías de origen pese a haber sido indultados.
Tales son los casos de dos ejemplares, a los que se les premió con el indulto, pero finalmente fueron estoqueados por sus respectivos lidiadores.
El primero de ellos fue justamente el que por primera vez en el coso de Insurgentes recibía el indulto por su gran calidad. Fue el toro “Muñeco”, de la ganadería de Ernesto Cuevas, que fue lidiado y estoqueado por el matador Luis Procuna, quien no se percató que el juez le había perdonado la vida al ejemplar y se tiró a matar, desatando una espectacular bronca en los tendidos.
Pasaron 46 años y sucedió un hecho similar, pero ahora con el venezolano Leonardo Benítez, quien por su voluntad desatendió la orden del juez de plaza de no matar al toro “Altruista”, de Xajay, y se fue tras la espada para matar al toro y cortarles las dos orejas y el rabo.
Estos dos bureles han sido los únicos que, siendo premiados con el indulto, fueron muertos por sus lidiadores.
El resto de ellos corrieron con mejor suerte, pues regresaron a los campos de sus respectivas ganaderías para padrear y perpetuar su calidad.
La ganadería que más veces ha sido premiada con un astado indultado es la de Manolo Martínez, fundada por el desaparecido matador regiomontano, quien luego de retirarse de los ruedos se dedicó a la crianza del toro bravo, y con mucho éxito, pues se han indultado en la Monumental capitalina tres astados de su ganadería.
El primero de ellos fue “Zalamero”, lidiado por el matador Manolo Mejía, el 27 de noviembre de 1994.
El segundo toro fue de “Giraldillo”, lidiado el 17 de marzo de 1996 por el coleta Jorge Gutiérrez, quien por cierto ostenta el récord de más toros lidiados y indultados en la México.
El tercer ejemplar indultado de Manolo Martínez, cuando ya éste había fallecido, fue el burel “Pavito”, que correspondió en la lidia al diestro Antonio Urrutia.
El primero de los toros indultados por Gutiérrez fue al toro “Poco a Poco” de San Martín, el 25 de enero de 1981. El segundo, el mencionado “Giraldillo”, y el tercero bautizado como “Fenómeno”, del ganadero coahuilense Julio Delgado, quien es el único criador de toros bravos de Coahuila al que le ha sido indultado un ejemplar en la México.
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