lunes, 31 de mayo de 2010

Empieza el Aniversario con la misma tónica de sopor que San Isidro en Madrid


Acabó "San Isidro", sin apenas nada relevante para el recuerdo, y empezó "el Aniversario", en la misma tónica de sopor, este martes con una corrida en la que de nuevo no dieron la talla toros ni toreros.

Ya se admiten apuestas para ver qué festejo de los que conforman la Feria del Aniversario, que ha empezado este lunes, puede resultar más aburrido. Una pena de espectáculo, con horizonte tan desértico. Todo por falta de toros y de toreros, los dos elementos fundamentales de la corrida.

Apagados los astados de Valdefresno, sin brío ni emoción, y yendo a menos conforme avanzaba la lidia, ¿les salvaba un fondo de nobleza que los toreros tampoco fueron capaces de aprovechar? posiblemente. Porque la terna estuvo todavía si cabe por debajo del ganado.

Faltó ambición en los tres toreros, ninguno de los cuales mostró mentalidad de estar en Madrid, sin proyectos de faenas, sin arriesgar más allá de lo que es tirar líneas, en una sucesión de pases en plan mecánico, sin resolver en ningún caso.

Urdiales tuvo un primer toro que "se acostaba" de salida por el pitón izquierdo y aunque metió la cara abajo, no se empleó en el caballo. Hubo relajo y cierto empaque en el inicio de faena por el lado derecho, pero sólo en dos tandas. En la tercera ya estaba el torero más al hilo y el toro quedándose más corto. Ahí se acabó la faena, que tuvo muchas desigualdades y ningún ritmo.

El cuarto, que salió suelto del caballo a pesar de tapársele la salida, se paró en banderillas poniendo en apuros a Víctor Hugo Saugar que, no obstante, solventó la papeleta con decoro. Y abrió Urdiales faena por derecho pero enseguida "se rajó" el de Valdefresno, buscando las tablas, donde el trasteo se hizo interminable, hasta que el público llegó a recriminárselo al torero.

Pinar se lució sólo con el capote en su primero, en unos lances a la verónica templados y con la suerte cargada. La media a pies juntos, muy bonita. Medido el castigo en varas, aún así perdió fuelle, parándose incluso a banderillas. Pinar lo toreó despegado y ausente, en faena a menos.

El toro perdió fuerzas, protestando con un molesto calamocheo. Hubo tandas templadas, más o menos limpias, pero sin dejar poso por vaciar los muletazos hacia afuera, y siempre en los terrenos que marcó el toro.

Con el quinto no cambió el panorama. Se quedó cortó también el astado, frenándose a mitad del viaje, sin clase y con la cara arriba en los remates. Pinar no le cogió el aire, sobre todo por no acertar en la distancia, ahogándole demasiado.

Tendero anduvo correcto con el capote en el tercero, toro renqueante de los cuartos traseros, que perdió las manos en banderillas y que llegó a la muleta aplomado aunque apuntando cierta clase por el pitón derecho. Pero no lo vio Tendero, sin pasar de los pases sueltos y despegados, sin decir nada.

El sexto, el toro de mayor fijeza y movilidad del encierro, lo intentó Tendero por el derecho pero entre muchas dudas, perdiéndose la oportunidad de un toro que apuntó muchas más posibilidades por los dos pitones. Sin embargo, la faena, como la tarde, no transcendió, de lo más anodina. (EFE)

FICHA DEL FESTEJO
Toros de Valdefresno, bien presentados, bajos de casta, sosos y apagados en el último tercio. Corrida deslucida en la que sólo se salvó el sexto, que se movió algo más.

Diego Urdiales: pinchazo y estocada tendida (silencio); y pinchazo, estocada casi entera y tres descabellos (silencio tras aviso).

Rubén Pinar: pinchazo, estocada corta y estocada caída (silencio); y pinchazo y media (silencio).

Miguel Tendero: tres pinchazos, otro hondo que escupe, dos pinchazos más, estocada caída y cuatro descabellos (pitos tras aviso); y pinchazo, media atravesada y descabello (silencio).

En cuadrillas, un buen par de Manuel Montoya en el quinto, sin llegar a saludar.

La plaza rozó el lleno en tarde de calor.

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