lunes, 8 de marzo de 2010

Triunfa Téllez en corrida histórica en Saltillo



Nunca antes, en los casi 19 años de vida que tiene la Plaza Fermín Espinosa Armillita, un torero había cortado cinco orejas y dos rabos, pero ayer el matador Israel Téllez lo hizo y aprovechó el entradón de “no hay billetes” que provocó Pablo Hermoso de Mendoza.

Finalmente, el resultado que arrojó la corrida es también histórico, pues desde aquella corrida patrocinada por una cigarrera, con el retorno del ahora retirado Eloy Cavazos, en 1994, no se había registrado una entrada como la de ayer, y también porque habían pasado muchos años sin que los actuantes cortaran la friolera de 9 orejas y 2 rabos entre los tres.




Foto: (Vanguardia-Marco Medina)

Ahora fueron los tres toreros Téllez, Hermoso y Fernando Ochoa, quienes se dejaron ver ante los casi 5 mil espectadores y no desaprovecharon la audiencia para buscar el triunfo, aunque el público a quien iba a ver triunfar era al rejoneador español, quien pagó caro los errores de su propia administración, pues son ellos quienes imponen sus astados, y ayer los dos de Bernaldo de Quirós boicotearon su reaparición en Saltillo.

De no haber sido por los toros de Jesús Cabrera, esta histórica corrida hubiera pasado a ser una de las muchas de gran expectación y mayor decepción, sin embargo, permitieron el lucimiento, y en mucho, de los toreros de a pie.

De no ser por su experiencia y madurez, Hermoso hubiera pasado de puntillas por esta plaza, pues con su primero escuchó silencio, perocon el segundo tuvo que hacerlo todo él para no dejarse ganar las palmas y cortar, a base de pundonor y categoría, las dos orejas de su segundo.

Téllez, sin distingo de alternantes y categorías, no sólo repitió otro incómodo triunfo como el de hace un mes en Morelia ante los mismos alternantes, al rebasarlos en trofeos, sino que además aprovechó para hacerle un sentido brindis al apoderado José Manuel Espinosa, y limar asperezas, pero también para refrendarle con hechos lo que le dijo en el brindis: “aquí estoy para demostrarle que soy muy hombre”.

Téllez con su primero, tercero de la tarde, colocó tres pares diferentes de banderillas par dar una vuelta al ruedo, y con la muleta hizo lo que quiso. Señaló un estoconazo para agenciarse el rabo. Con su segundo, que hizo sexto, estuvo tesonero, por lo que anunció el regalo y tras el espadazo sólo alcanzó a cortar una peluda.

Con el de regalo volvió a cuajar una faena cumbre para sumar tres tardes consecutivas triunfando en Saltillo. Ochoa, sin dejarse ganar los aplausos, con su primero realizó un toreo acorde a las circunstancias del desangelado astado, para recoger una oreja protestada; pero con su segundo se prodigó con su estilo torero y convenció a la galería, para cosechar dos merecidas orejas.

Al final los toreros salieron a hombros bajo una pertinaz lluvia y los gritos de “torero, torero”.





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