Frank Evans, el único torero de origen británico, celebra este martes en España su 67 cumpleaños con la ilusión que supone su inminente vuelta a los ruedos vestido de luces cuatro años después de su retirada por problemas de salud.
Su reaparición será el próximo 30 de agosto en la localidad turística española de Benalmádena (sur), en la misma plaza en la que toreó por última vez el 14 de agosto de 2005 y en la que decidió retirarse al agravarse una lesión de rodilla que arrastraba desde su época de jugador de rugby.
"Para mí es un sueño poder vestirme de luces de nuevo porque creí que nunca más lo podría hacer; es algo tremendo", reconoce el matador de Manchester en una entrevista en la que asegura tener la rodilla "mejor que antes" y estar "en plenas facultades" para seguir toreando a pesar de su edad.
También asegura haber superado sus problemas de corazón tras la delicada intervención quirúrgica en la que le colocaron un cuádruple by pass y que, a su juicio, le ha librado de un infarto.
"Me rejuvenece torear, parece que tengo 25 años", bromea con su buen acento español y se muestra convencido de que "nunca" se debía haber retirado y de que seguirá "mientras siga disfrutando" y los toros le respeten.
Define su estilo como "más clásico que otra cosa", como refleja su admiración por toreros como Paco Ojeda y Curro Romero, sus predilectos, aunque Enrique Ponce también le "encanta".
Y si tuviese que comprarse hoy mismo una entrada para una corrida, lo haría para ver a Morante de la Puebla o a José Tomás.
Desde que tomó la alternativa en 1991, con 48 años, ha toreado en cuarenta corridas y casi un centenar de festivales en plazas de España, Francia, México y Venezuela.
Ahora baraja una oferta para torear en China y, preguntado sobre si algún día lo podrá hacer en su Inglaterra natal, reconoce que es "dificilísimo".
"En mi país la mayoría lo ve como un espectáculo cruel, pero los animalistas radicales son una minoría, como los taurinos, a pesar de que hay sendos clubes taurinos en Londres y Manchester", explica.
Recuerda las tres cogidas que ha tenido durante su carrera, especialmente las que sufrió en Francia en 1960 y en México en 2003, aunque la más dolorosa fue la que le dio una vaca "muy vieja, de casi quince años", que le originó fuertes molestias en sus nalgas durante un tiempo.
Para preparar su reaparición, Evans actuó el año pasado en un festival, este año ha participado en otros dos y volverá a vestirse de luces el próximo día 27.
Evans torea "para disfrutar, no por dinero" y durante su ausencia de los ruedos ha echado de menos "los aplausos del público y la vida de torero, los entrenamientos en el campo y los cuidados que exige una profesión tan difícil", según confiesa a Efe.
Preguntado por el estado de la fiesta, expresa su preocupación por el hecho de que la crisis esté afectando a la organización de espectáculos taurinos, especialmente en las plazas de menor categoría, "donde no se anuncia casi nada porque no hay dinero, mientras que en las plazas de primera se agotan las entradas".
A la espera de su soñado paseíllo en Benalmádena, Evans planifica su futuro y, a punto de partir hacia la localidad de Jerez de la Frontera para ver los toros que matará el día 30, avanza que ya está en negociaciones para torear en septiembre y octubre en otros ruedos andaluces. (EFE)
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