martes, 13 de abril de 2010

Crónica y video del lamentable debut de Arturo Macías en la Maestranza de Sevilla



La cornada "grave" del mexicano Arturo Macías en su debut en La Maestranza, fue lo único relevante de una muy deslucida corrida de toros de la ganadería portuguesa de Palha, que imposibilitó cualquier opción de lucimiento a los toreros, este martes en Sevilla.


Corrida en escalera, puesto que ningún toro se parecía a otro. Sobre todo por fuera no hubo uniformidad, entre la bastedad de algunos y la cortedad de otros.


Nada que ver el altón primero, por ejemplo, con el cariavacado segundo.

Y lo mismo "por dentro". La falta de raza, la única nota común. También se parecieron entre ellos por lo poco que se movieron en el último tercio.
Del primero cabría pensar que pudo ser por el duro castigo en varas, sin embargo, al tercero y sobre todo al cuarto apenas se les hizo sangre para un análisis. 

¿Tendrá el ganadero respuestas para la cantidad de interrogantes que planteo su corrida?


Aparte un capítulo particularmente preocupante, el de "la guasa". Primero, quinto y sexto se las traían. Así que bastante hicieron los tres toreros con matar la corrida, además de estar delante de los seis toros con la dignidad que ninguno merecía.


Aparentemente bravo en el caballo el que abrió plaza, prometía al principio, pero quizás por el desmedido castigo que llevó en varas, es justo reconocer, acabaría defendiéndose. Y un lunar del ganadero con el que no se puede ser condescendiente, la presentación del toro, demasiado basto, lejos del tipo de toro que se ha dado en llamar "de Sevilla".
¿Acaso a comienzos de temporada como es el mes de abril y para una plaza tan significativa como La Maestranza no se podía haber conformado un encierro más parejo y mejor hecho?.


Marín intentó con este primer toro, estando ya parado el animal, un "arrimón" que no terminaría de encontrar.


El burraco que hizo cuarto también se vino abajo en seguida, y eso sin pasar apenas por el caballo. Dio la impresión de ser el "palha" más noble, y también Marín trató de poner más alma en la faena, aunque al final no fue más allá de los muletazos sueltos.
De uno en uno, imposible calentar.

Macías estuvo toda la tarde de valiente, lo que a la postre le iba a costar una cornada que tenía poco sentido. No vale censurarle las agallas, pero cuando no puede ser, ya lo dijo Rafael "El Gallo", es imposible.


Y su toro segundo, el quinto, le había avisado reiteradas veces de las malas intenciones, volviéndose y repartiendo gañafones a diestro y siniestro. Nada podía sacar en claro que no fuera el contratiempo del percance. El toro fue certero, y la herida grande y grave.

Aunque la cornada hay que tomarla esta vez también como "medalla". Loor al héroe por su batalla imposible, empeñado contra viento y marea, que es como decir contra un toro sin el menor atisbo de posibilidad para triunfar.
El gesto de dolor cuando le llevaban a la enfermería era también rictus de impotencia torera, de rabia por no haber tenido la mínima oportunidad de combate, sintiendo que su derrota había sido a traición.


En el toro anterior, que tardó mucho en arrancarse, el esfuerzo de Macías fue notable y tampoco llegó a ninguna parte.

En el primero, en su turno de quites, el mexicano había estado tan quieto que también salió por los aires.
Una lástima que la filosofía del valor no se desarrollara en un contexto más apropiado.

Fandiño, otro tanto, estuvo valiente y cerebral en los planteamientos de faena a sus dos toros. Su primero se movía pero rematando los viajes con la cara arriba, tropezando todos los intentos de muletazos.


El sexto fue también un regalo, "metiéndose" por abajo, otras veces "rebañando". Toro muy incierto. El hombre lo intentó también con gallardía. Más allá del pundonor, demostró que aquello (el toro) no valía un duro, y por eso se decidió a firmar un epílogo de lidia a la antigua con unos poderosos doblones por la cara y un desplante de mucha suficiencia.


Menudo trago la corrida de Palha.

FICHA DEL FESTEJO.
Toros de Palha, desigualmente presentados, desrazados y deslucidos en extremo, algunos incluso con peligro. Corrida imposible.



Serafín Marín: estocada que asoma (silencio); y buena estocada (silencio).



Arturo Macías: estocada, dos descabellos y el toro se echa (silencio tras aviso); y herido por el quinto, que remató Marín de estocada y dos descabellos (silencio).



Iván Fandiño: pinchazo, media y descabello (silencio); y dos pinchazos y estocada (silencio).



En la enfermería fue operado Macías, con anestesia epidural, de "herida en cara interna, tercio medio muslo derecho que atraviesa el Sartorio y vasto interno, llegando hasta parte posterior del fémur en extensión de veinte centímetros. Otra herida con trayectoria hacia arriba y hacia fuera de diez centímetros, sin lesionar paquete vascular. Pronóstico grave. Doctor Ramón Vila".



La plaza tuvo algo más de media entrada en tarde entoldada y con amenaza de lluvia en los prolegómenos. (EFE)

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