La división entre taurinos y antitaurinos saltó al ruedo de la política en el parlamento regional de Cataluña, que
admitió el viernes a trámite en una ajustada votación un proyecto que vetaría uno de los símbolos mundialmente más conocidos de la
cultura ibérica.
Ni la recesión ni el desempleo han generado mayor controversia en España que la ley debatida en Cataluña para prohibir las
corridas de toros en todo el territorio autónomo.
La iniciativa legislativa, de carácter popular, fue presentada por una plataforma en defensa de los animales con el apoyo de
180 mil firmas de ciudadanos.
Sin embargo, la mayoría de analistas coincidieron en señalar que la ley es más bien una batalla del independentismo catalán, que rechaza las corridas de toros por ser una tradición puramente española. La votación del viernes en el parlamento regional, con 135 escaños, salió adelante con 67 votos a favor, 59 en contra y cinco abstenciones.
A partir de ahora, el texto inicia un largo camino hasta el debate final para su aprobación, prevista dentro de unos meses. Antes de la votación, los parlamentarios independentistas y los grupos ecologistas y de izquierdas apoyaron en sus intervenciones la propuesta, mientras que el conservador Partido Popular se opuso.
Otros partidos, como el socialista, dieron libertad de voto a sus diputados. La repercusión del debate y la división generada provocó que el voto fuera secreto, algo poco habitual, e incluso se pudo ver a varios políticos tapando sus manos con un periódico mientras pulsaban el botón electrónico de la votación en su escaño.
El diputado socialista David Pérez, que apoya la tauromaquia, reconoció que la afición a los toros en Cataluña puede ser minoritaria, pero dijo que debe ser tolerada. Además, señaló que la prohibición es sólo un intento infructuoso más del nacionalismo catalán por diferenciarse del resto de España.
"Algunos se piensan que por prohibir los toros seremos menos España. Se equivocan", afirmó Pérez. Joan Puigcercós, del grupo independentista Esquerra Republicana de Catalunya, precisó que la ley no tiene carácter político y que se trata únicamente de poner fin a la crueldad que padecen los toros en las plazas.
"Las tradiciones han de comportar un valor positivo", consideró. Josefina Elías, directora de una empresa de estudios sociológicos con sede en Barcelona, vaticinó que el proyecto legislativo perderá apoyo en los próximos meses, porque Cataluña depende mucho del turismo y algunos de los visitantes quieren asistir a corridas de toros.
Elías también sugirió que algunos parlamentarios que votaron a favor de la prohibición el viernes no harán lo mismo cuando llegue el momento de la verdad. "Algunos parlamentarios han querido decir: mira qué avanzada es Cataluña y qué diferentes somos", manifestó Elías.
Sin embargo, la mayoría de analistas coincidieron en señalar que la ley es más bien una batalla del independentismo catalán, que rechaza las corridas de toros por ser una tradición puramente española. La votación del viernes en el parlamento regional, con 135 escaños, salió adelante con 67 votos a favor, 59 en contra y cinco abstenciones.
A partir de ahora, el texto inicia un largo camino hasta el debate final para su aprobación, prevista dentro de unos meses. Antes de la votación, los parlamentarios independentistas y los grupos ecologistas y de izquierdas apoyaron en sus intervenciones la propuesta, mientras que el conservador Partido Popular se opuso.
Otros partidos, como el socialista, dieron libertad de voto a sus diputados. La repercusión del debate y la división generada provocó que el voto fuera secreto, algo poco habitual, e incluso se pudo ver a varios políticos tapando sus manos con un periódico mientras pulsaban el botón electrónico de la votación en su escaño.
El diputado socialista David Pérez, que apoya la tauromaquia, reconoció que la afición a los toros en Cataluña puede ser minoritaria, pero dijo que debe ser tolerada. Además, señaló que la prohibición es sólo un intento infructuoso más del nacionalismo catalán por diferenciarse del resto de España.
"Algunos se piensan que por prohibir los toros seremos menos España. Se equivocan", afirmó Pérez. Joan Puigcercós, del grupo independentista Esquerra Republicana de Catalunya, precisó que la ley no tiene carácter político y que se trata únicamente de poner fin a la crueldad que padecen los toros en las plazas.
"Las tradiciones han de comportar un valor positivo", consideró. Josefina Elías, directora de una empresa de estudios sociológicos con sede en Barcelona, vaticinó que el proyecto legislativo perderá apoyo en los próximos meses, porque Cataluña depende mucho del turismo y algunos de los visitantes quieren asistir a corridas de toros.
Elías también sugirió que algunos parlamentarios que votaron a favor de la prohibición el viernes no harán lo mismo cuando llegue el momento de la verdad. "Algunos parlamentarios han querido decir: mira qué avanzada es Cataluña y qué diferentes somos", manifestó Elías.
Cataluña, que goza de un amplio autogobierno, es una región con un fuerte sentimiento nacionalista. Las corridas de toros cuentan
con poco apoyo y la única plaza en funcionamiento en toda la región se encuentra en Barcelona.
En su momento, la capital catalana fue la única ciudad española con tres cosos taurinos operativos al mismo tiempo. En los dos últimos años, algunos de las principales figuras del toreo, como José Tomás o Julián López "El Juli" han toreado en varias ocasiones en Barcelona, llenando la plaza, para reivindicar el papel relevante de la ciudad en el mundo del toreo.
En su momento, la capital catalana fue la única ciudad española con tres cosos taurinos operativos al mismo tiempo. En los dos últimos años, algunos de las principales figuras del toreo, como José Tomás o Julián López "El Juli" han toreado en varias ocasiones en Barcelona, llenando la plaza, para reivindicar el papel relevante de la ciudad en el mundo del toreo.
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