Los toros, una de las señas de identidad de la cultura española durante siglos, pueden desaparecer de Cataluña y de su capital, Barcelona, al prosperar este viernes en su Parlamento regional una Ley que pretende erradicar las corridas.
Con 67 votos a favor, 59 en contra y 5 abstenciones -los otros cuatro diputados que completan el hemiciclo no estaban presentes en el momento de la votación- se admitió a tramite un proyecto de Ley que ha llegado al Parlamento catalán con el respaldo de 180 mil firmas de ciudadanos antitaurinos.
La decisión fue recibida con indignación en el mundo taurino, que tachó de "atentado gravísimo" y de "ataque político contra algo muy español" la iniciativa, en palabras de torero Enrique Ponce.
Mientras, el Gobierno español mostró su respeto por la decisión del Parlamento pero subrayó que no es partidario de prohibir, sino de que se pueda "elegir en libertad".
En una rueda de prensa tras la reunión del Consejo de Ministros, la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, recalcó que esperar "con normalidad democrática" el resultado de la tramitación que ahora se ha iniciado, sin "presuponer el resultado".
Por su parte, dos de las principales organizaciones ecologistas de España -Ecologistas en Acción y Greenpeace- valoraron la posible prohibición de las corridas de toros en Cataluña y mostraron su deseo de que ese veto se extienda a toda España.
La votación, que fue secreta, lo que es inusual en la cámara, fue seguida con gran expectación debido a que, si la ley finalmente sale adelante, proscribirá la llamada "Fiesta Nacional" en uno de los territorios más poblados de España.
Sin embargo, la iniciativa legislativa tiene aún un largo recorrido, puesto que será negociada por los grupos parlamentarios en comisión reducida y volverá luego al pleno, como cualquier otro proyecto de ley, para su votación definitiva.
En caso de superar todos los trámites, la decisión podría acabar con la actividad de la plaza de toros Monumental de Barcelona, la única en funcionamiento en Cataluña y una de las más emblemáticas del país, junto con Las Ventas en Madrid o la Maestranza de Sevilla.
Un coso que cuenta además con el plus de haber sido elegido por el torero José Tomás como talismán y escenario de sus éxitos.
Cataluña se convertiría así en la segunda comunidad autónoma española en prohibir las corridas, puesto que en las Islas Canarias, una comunidad autónoma con escasa tradición taurina, ya se proscribieron en 1991.
El 6 de abril de 2004, Barcelona ya se convirtió en el primer municipio de España en proclamarse "ciudad antitaurina", a través de una declaración institucional aprobada por su Ayuntamiento.
La iniciativa antitaurina, impulsada por la Plataforma "Prou!" (¡Basta!, en catalán), pide la modificación de la ley catalana de protección de animales para vetar "las corridas de toros y los espectáculos de toros que incluyan la muerte del animal".
Precisamente, esa diferenciación y la defensa de la libertad en Cataluña han sido los argumentos usados por los socialistas, los conservadores del PP y el Partido de los Ciudadanos para salir en defensa de las corridas.
Mientras, los promotores de la iniciativa, los independentistas de ERC e ICV-EUiA (coalición de izquierda y ecologistas), han defendido los derechos de los animales, y los nacionalistas de CiU ha exhibido una posición poliédrica.
El diputado socialista David Pérez alertó de que "las sociedades que prohíben a las minorías acaban mal" y agregó: "Algunos se piensan que por prohibir los toros seremos menos España. Se equivocan".
Por su parte, el diputado de CiU Josep Rull afirmó que no es un debate entre Cataluña y España. "Defendemos la catalanidad rotunda de los toros", agregó.
El conservador del PP Rafael Luna ahondó también en esa idea al afirmar que las corridas son también una fiesta "catalana" y el presidente de ERC, Joan Puigcercós, apuntó que la abolición de los toros no es un debate catalán, sino "universal". (EFE)
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