Seis toros de la ganadería de Alcurrucén inauguraron este martes los encierros de las fiestas de Sanfermines de Pamplona, con una carrera limpia y rápida durante la que no se registró ningún herido por asta de toro.
Dos minutos y medio tardaron los astados en completar el recorrido de casi un kilómetro que separa los corrales de Santo Domingo, donde pasan la noche los bravos, del coso.
La manada, compuesta por un toro colorado y cinco negros, partió a las 08.00 hora local (tiempo de España) agrupada y encabezada por los cabestros.
Justo antes de la plaza del Ayuntamiento, uno de los astados tomó la cabeza y protagonizó los mayores momentos de peligro al resbalar a la entrada de la calle Mercaderes y caer encima de uno de los corredores, creando confusión entre sus hermanos.
Con un manso otra vez al mando de los bureles, enfilaron de manera compacta la calle Estafeta, donde se registraron algunas caídas de mozos y se vieron bonitas carreras al quedar huecos entre los animales.
Un toro negro girón fue el encargado de provocar la mayor emoción en ese tramo de la carrera al quedar descolgado del resto y permitir la cercanía de los corredores, ataviados de blanco y rojo y con la única defensa de un periódico en la mano.
Mientras sus cinco hermanos y los cabestros, ya más estirados, continuaban su camino por el tramo del edificio de Telefónica y el callejón para entrar sin mayores complicaciones al coso y después a los chiqueros, el rezagado se entretuvo en la arena hasta que el trabajo de los dobladores lo condujo a los corrales.
Foto: Vanguardia/EFE
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