El quinto encierro de los Sanfermines, corrido con toros de la ganadería sevillana de Dolores Aguirre, ha resultado emocionante, por un toro que hizo todo el recorrido descolgado, a pesar de lo cual no se han producido heridos por asta.
Un día después de la muerte en el encierro del joven madrileño Daniel Jimeno Romero, este sábado se congregó en el recorrido un mayor número de corredores al coincidir con el inicio del fin de semana.
Tras los tres cánticos en los que se pide la protección del santo, los bravos abandonaron a las ocho en punto los corrales de Santo Domingo encabezados por los mansos y agrupados, aunque ya pronto uno de los astados, un burraco, comenzó a quedarse rezagado.
La manada hizo el contacto con los corredores con cuatro astados escorados hacia la parte izquierda, aunque no prestaron atención a los mozos y no se registraron por ello grandes incidencias en este tramo, que los bureles realizaron a gran velocidad.
A la entrada de la plaza del Ayuntamiento, un toro que había tomado la cabeza de la manada arrolló a un corredor y atropelló asimismo a otro mozo unos metros más adelante.
El grueso de la manada salvó la curva de acceso a la calle Estafeta con limpieza, si bien el sexto toro resbaló y cayó al final de la calle Mercaderes, aunque se levantó sin consecuencias para los numerosos corredores que se habían dado cita en este punto.
En la calle Estafeta se estiró la manada, con un toro en cabeza, seguido de varios cabestros y cuatro "aguirres", dado que el sexto seguía en solitario, lo que permitió que los mozos encontraran huecos con facilidad.
Mientras, el toro rezagado recorrió la calle Estafeta seguido por los pastores, que golpeaban con sus varas a algunos mozos que tocaban al animal, en una carrera que fue limpia, salvo por un pequeño montón de corredores que se formó a mitad de este tramo.
También fue limpio el paso de la manada por los tramos de Telefónica y el Callejón, donde nuevamente fue el último el que creó momentos de peligro, al resbalar primero y al ser posteriormente citado por un corredor imprudente, al que el toro embistió, aunque sin llegar a empitonarle.
La entrada en la plaza tanto del grueso del grupo como de este último no registró ninguna incidencia y los dobladores pudieron conducir los astados a los chiqueros con facilidad. (EFE)
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